Disponer de las personas adecuadas, formadas e incluso motivadas y comprometidas puede no ser suficiente cuando necesitamos que trabajen en equipo más que individualmente.
Trabajar bien en equipo no es sólo una cuestión de actitud o de habilidad personal. La actitud, el talento individual, la información o los medios son disposiciones imprescindibles pero no suficientes para que el trabajo en equipo sea efectivo.
El talento de un grupo, como grupo, consiste en estar lo más alineados posible.
Lograr «estar alineados» en un equipo parece algo bueno en sí mismo. Parece que estarlo es por lo menos mejor que no estarlo. Da la sensación que si estamos alineados es posible que toda la energía se utilice en una misma dirección, que vayamos «todos a una». Por lo tanto, no estarlo implicaría, por contraposición: ir cada uno por su camino. Cuando no estamos alineados los esfuerzos van en direcciones, si no opuestas, al menos distintas, y esto suena a ineficiente.
No negaremos la obviedad: cuanto más alineados mejor. Sin condiciones. En todo caso con la recomendación de que sea un alineamiento realmente acordado y viable, que no elimine la flexibilidad. Que hoy podamos estar alineados en hacer algo y mañana en que ayer nos equivocamos.

Hemos dado siempre todo el protagonismo al alineamiento relacionado con el objetivo del equipo. Por ello se ha insistido en disponer de un «Objetivo común» claro, bien definido y mejor comunicado. Es otro indispensable. Un primer paso obligatorio para llegar a tener un equipo efectivo. La limitación de centrarnos exclusivamente en el objetivo es también conocida: podemos estar de acuerdo en el «qué» pero no en el «cómo». (más…)